Decepción

Cuán decepcionado se siente uno cuando las personas a tu alrededor no hacen lo mínimo que uno espera de ellas, uno se siente traicionado, triste, enojado, en fin. Mil cosas pasan por la cabeza. Pero al final, en el juego de las lealtades, uno solo debe preocuparse por no sentirse decepcionado de uno mismo. La única relación que podemos considerar fundamental es la que existe entre lo que uno piensa, lo que habla y lo que hace. Las demás personas, así sea las que uno ama, no están sujetas a nuestros juicios de valor ni a nuestras expectativas. Uno hace muchas cosas por tratar de llamar la atención de quién, creemos, está mal para que eventualmente cambie y corrija lo que, desde nuestro punto de vista, es un error. El único error en ese momento es esperar que eso funcione. No podemos cambiar a las personas. Por mucho que hagamos o demos de nuestra parte. Solo podemos cambiar a una sola persona en toda nuestra vida y en todo el mundo, a nosotros mismos. La única manera de dejar de hacer lo que nos hace daño y volvernos virtuosos es pensando, que es, en última instancia, un diálogo interno, un viaje con derroteros por nuestros sueños, esperanzas, vicios y manías. Este viaje se alimenta de lo que sabemos y, es tan potente nuestra mente, que también percibe lo que no sabemos. Así que, mi consejo para esta noche es, no se decepcionen a ustedes mismos, sean fieles a lo bueno que existe dentro de ustedes y cambien lo que está mal, ¿Cómo?, pensando y actuando en consecuencia.

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